Por Gonzalo Torcal, arq.
Uno de los aspectos en común más evidentes, más allá de lo puramente biográfico, entre Le Corbusier y Mies van der Rohe es la obstinada insistencia con que ambos revisan una y otra vez un mismo proyecto. La casa Citrohan es un buen ejemplo. Proyectada inicialmente en 1920, LC retomará el proyecto en numerosas ocasiones, llegando a construir diversas variantes a lo largo de toda la década. Por eso la vivienda nos ofrece una excelente perspectiva de un período decisivo durante el cual LC está gestando sus famosos «Cinco puntos para una Arquitectura Nueva».
El proyecto original posee un carácter muy próximo al de un manifiesto. LC, impresionado por los avances de la industria, proyecta una vivienda que pueda construirse en serie, ofreciendo una solución al creciente problema del alojamiento (la casa se llama Citrohan en clara referencia a los automóviles Citröen). Para ello se apoya en la estructura a base de soportes y forjados estandarizados de hormigón armado, que ya defendiese en 1914 con su propuesta de casas Dom-ino. Sin embargo, para no cerrarse ninguna puerta, el arquitecto plantea, en este proyecto inicial, la posibilidad de construir la vivienda empleando muros de carga que podrían ser «de piedra, ladrillo o de aglomerados trabajados por cualquier obrero del lugar». A diferencia de algunas de las versiones posteriores, de programa más reducido, la casa proyectada en 1920 está destinada a una familia burguesa relativamente acomodada. Desarrollada en tres niveles, la vivienda cuenta ya con muchos de los elementos que caracterizarán su producción posterior. Entre ellos destacan la presencia del espacio en doble altura del salón y, sobre todo, la aparición del terrado. Precisamente este último dará lugar al segundo de los conocidos «Cinco puntos»: el empleo de la cubierta-jardín, con la que LC aprovecha la posibilidad de ejecutar e impermeabilizar una cubierta plana para proponer un nuevo espacio, a medio camino entre el interior y el exterior, en unas viviendas cuyo tamaño es cada vez más ajustado.
Tan solo unos meses más tarde, ya en 1921, y sin haber tenido aún la oportunidad de construir la vivienda, LC somete el proyecto a una primera revisión. La segunda versión de la casa Citrohan alcanza un elevado grado de madurez, tanto formal como constructiva, y sorprende por cuanto se adelanta de manera evidente, no ya al resto de sus coetáneos, sino a sus propios proyectos.
LC opta definitivamente por el sistema de soportes y forjados modulares de hormigón armado, lo que le permite elevar la vivienda sobre los famosos pilotis, el primero de sus «Cinco puntos». La vivienda elevada sobre soportes evita esos locales «oscuros y con frecuencia húmedos» en contacto con el terreno, al tiempo que permite al jardín pasar bajo la casa. Si en las primeras versiones construidas, en Lège y Pessac, LC aún sitúa la vivienda en contacto directo con el suelo, en 1927, tras los tímidos ensayos de las casas Cook y La Roche, se atreve a llevar a la práctica sus teorías más radicales en la vivienda unifamiliar proyectada para la Colonia Weissenhof de Stuttgart.
Hasta aquí la Casa Citrohan ha servido a LC como terreno de ensayo para los dos primeros de sus «Cinco puntos». El tercero, la planta libre, está también presente en las diferentes versiones de la casa, aunque de manera más tímida. Eximido de las ataduras que supone la construcción con muros de carga, el arquitecto proyecta las diferentes plantas de la vivienda con total independencia entre sí. También el ritmo alterno (ABAB) de forjados grandes y pequeños colabora en este sentido. No obstante, la casa Citrohan no llega a ilustrar el concepto de planta libre de una manera tan clara como algunas de sus obras posteriores , Villa Savoye entre ellas.
Los dos últimos de los «Cinco puntos» están tan relacionados entre sí que podrían perfectamente reducirse a uno. Nuevamente es el uso de una estructura de soportes y vigas lo que permite a LC proponer la utilización de lo que denomina fachada libre, el quinto punto. Al no tener que asumir una función estructural, la fachada puede concebirse como una membrana de elementos aislantes o de vidrio, reduciendo su función a la de simple cerramiento. La ventana en anchura, cuarto punto, debería considerarse como una de las múltiples posibilidades ofrecidas por la fachada libre.
Mientras en los proyectos de 1920 y 1921 LC propone la concentración de «fuentes luminosas» en un único gran vano situado en la fachada principal de la vivienda, y en las versiones construidas en Lège y Pessac aparecen sus famosas ventanas corridas, en la última de las versiones construidas de la casa, la de Stuttgart, ya mezcla ambos elementos con destreza, aunque sin alcanzar el nivel de la Villa Stein, realizada también en 1927.
Financiadas por el industrial azucarero Henri Frugès, las experiencias de los barrios obreros de Lège y Pessac, en Burdeos, resultaron un desastre económico, impidiendo el éxito de la propuesta habitacional de LC. Ni la capacidad técnica de la empresa constructora en lo referente a la ejecución del hormigón armado, ni los conocimientos de LC en esta materia hicieron posible alcanzar el resultado deseado, aunque el tiempo terminaría por dar la razón a su propuesta constructiva.
Más allá de sus maneras panfletarias o del hecho indudable de que se puede hacer arquitectura moderna sin recurrir a ellos, los famosos «Cinco puntos» son toda una prueba de la excepcional intuición de LC como arquitecto. Suponen la exposición sistemática de las nuevas posibilidades espaciales y compositivas de la construcción con estructura de hormigón, que sus antecesores más inmediatos –como Perret, o sus contemporáneos en estos primeros momentos del Movimiento Moderno– no supieron explorar, anclados como estaban a esquemas compositivos y espaciales de la arquitectura tradicional.
Las diversas mutaciones experimentadas por la Casa Citrohan resumen el camino teórico que el arquitecto recorre a toda velocidad en estos inicios de la década y que sintetizará con el enunciado de sus «Cinco Puntos». Considerada como una obra menor, la casa Citrohan, con su marcado carácter modular, también está en la base de posteriores propuestas aún más ambiciosas, como la de los Inmuebles-villa. Poco a poco el arquitecto irá reuniendo todos los elementos necesarios para ofrecer una propuesta más rigurosa al problema del alojamiento: vivienda modular de programa cada vez más reducido, presencia de un espacio en doble altura y los pilotis para elevar la vivienda. Bastará que LC entre en contacto, a partir de 1928, con la vanguardia soviética en Moscú, donde conocerá de primera mano las casas comunes de Ginzburg y Milinis o de Barsc y Vladimirov, para que estén a su alcance todos los ingredientes de su más destacada propuesta residencial: la Unidad de Habitación.
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