jueves, 29 de marzo de 2012

Variedad e innovación de instrumentos urbanísticos: experiencia contemporánea en Rosario (Argentina)

Resumen de la conferencia de Javier Fedele, (Conicet-UNL). EINA 1.03.2012







La práctica urbanística en la ciudad de Rosario puede ser reconocida a través de un conjunto de acciones que confluyen en una idea de ciudad desplegada en las últimas tres décadas. Con el restablecimiento de la democracia, a partir de 1984, desde las oficinas públicas municipales se llevaron a cabo distintas iniciativas que redundaron en una importante transformación de la ciudad.

Las mismas fueron implementadas con distintos instrumentos de actuación que recién con el tiempo fueron sistematizadas en un Plan Urbano, en trámite legislativo actualmente. Por ello, el plan se entendió más como el final de una actuación sistemática y coherente en el tiempo, que como un punto inicial y definitorio gestado tecnocráticamente. Una variedad de instrumentos urbanísticos fueran probados y perfeccionados, experimentando innovaciones en el contexto de las ciudades argentinas. Dentro de ese conjunto de instrumentos el plan desempeñó el rol de una construcción continua paralela a la misma actuación. Era a partir de las intervenciones particulares donde se operaban consensos e intervenciones parciales que permitían poner a punto herramientas, y que luego se generalizaron en un nivel global en el documento del plan formalizado en 2007.






Dicha metodología tal vez haya sido resultado más de las circunstancias políticas que de una estrategia preconcebida. La dificultad legislativa sobre un documento del alcance de un plan urbano, derivó en pequeños avances que consolidados en el tiempo y con los instrumentos probados en su efectividad, dotaron al Plan de una legitimidad distinta que facilita su instalación política y social. La puesta en marcha de mecanismos participativos a través de la discusión de un plan estratégico permitió ir relevando demandas y correlacionando a éstas con iniciativas. Ellas fueron sistematizadas en las 6 operaciones estructurales del plan: 1) Las Centralidades Urbanas; 2) El Frente Costero; 3) El Nuevo Eje Metropolitano Norte-Sur; 4) El Nuevo Eje Metropolitano Este-Oeste; 5) Los Bordes de los Arroyos; 6) El Nuevo Frente Territorial.

Dentro de alguna de estas seis operaciones se insertan las distintas acciones implementadas con instrumentos particulares y en esa inserción encuentran sentido estructural: así Planes de Distrito, Planes Especiales (por ejemplo, Pichincha; Puerto Norte; Parque Habitacional Ludueña), Áreas de Protección Patrimonial (Teatro El Círculo; Paseo Hilarión; Bv. Oroño), Planes de Detalle (por ejemplo, los de Yerbatera; ex-Fábrica de Armas) o Normas Generales de Tejido (Reordenamiento Urbanístico Área Central, Primer Anillo Perimetral, Segundo Anillo Perimetral) alcanzan una coherencia de conjunto. Cabe destacar el avance concretado sobre el “frente costero”, con una transformación de la ribera y su adecuación con los equipamientos funcionales para su uso urbano. Extensiones pertenecientes al ferrocarril y al puerto fueron insertadas en la red de espacios públicos de la ciudad abriendo un corredor sobre la costa que caracteriza a la ciudad.





Otra de las operaciones relevantes, por la innovación del instrumento puesto en juego, es el conjunto normativo para el Reordenamiento Urbanístico Área Central. Con el mismo se regulan los indicadores de edificación sobre los solares de este sector, estableciendo referencias sobre las alturas, relación de llenos y vacíos, líneas de edificación, usos, protección del patrimonio y mecanismos de gestión para la resolución de casos especiales. Estos últimos consistentes en convenios con propietarios luego de consensuar con las oficinas públicas un proyecto de intervención que implican cargas y compensaciones mutuas entre la propiedad y el ordenamiento del sitio con control de las características de los elementos que afectan el espacio público. La definición del “tramo” como unidad de análisis y actuación, donde se establecían situaciones de preservación, completamiento y renovación de fragmentos de tejido, representa una forma original en la prescripción sobre la edificación, cuyas reglamentaciones del pasado –actualmente vigente en la mayorías de las ciudades argentinas- representaban un alto nivel de edificabilidad sin restricciones ni priorizaciones sujetas a condiciones de conformación del fragmento. Estas dos operaciones son las que ameritan su estudio más atento por el grado de avance y por el contenido de innovación que implican en la gestión de la ciudad en el territorio nacional, y por eso su desarrollo en esta exposición por sobre las otras operaciones.







En términos generales y a modo de rápido balance como hipótesis interpretativa, las mejoras en cualificación del espacio público y su mejoramiento en su carácter potenciador de una dinámica de uso e identificación de la ciudad son evidentes. Pero si también es verificable una dinámica de dos velocidades, donde la ventaja está en los proyectos estratégicos centrales que tienen un ritmo mayor de concreción que los proyectos en la periferia de mejoramiento infraestructural y social. Si bien con iniciativas interesantes como los “parques habitacionales” que superan modelos pasados de las políticas de vivienda, estas iniciativas tienen un ritmo menor en su concreción.

Los desafíos actuales pasan por la organización del área metropolitana. Si la ciudad ha tenido una transformación positiva en las últimas tres décadas, no es menos cierto que también muchos de sus antiguos problemas han sido trasladados a sus fronteras con el área metropolitana, o directamente hacia ella misma en localidades vecinas. Las actividades productivas con sus efectos nocivos, las viviendas precarias, la escasez de equipamiento e inconvenientes de comunicación, son déficits que requieren su atención de cara al futuro si la ciudad pretende seguir una marcha positiva.

A esta tarea deberían concurrir otros niveles del Estado, no solo por lo jurisdiccional del territorio en cuestión que excede el ámbito municipal, sino por los recursos financieros necesarios para acometer obras de infraestructuras importantes y políticas socioeconómicas de magnitud: como las conexiones ferroviarias, los accesos a los nuevos puertos ya fuera de la ciudad, la inclusión social de grupos producto de las inmigraciones internas y la exclusión del mercado laboral, entre otros retos del presente.

Mientras tanto, a la par de algunas iniciativas que buscan atender esos irresueltos desafíos como el Plan estratégico Rosario Metropolitana, cabe resaltar el carácter público preservado y potenciado en las intervenciones llevadas a cabo, manteniendo la continuidad funcional entre las distintas partes de la estructura urbana, esto en un momento donde la ciudad latinoamericana producto de sus fuertes contradicciones sociales tiene una propensión a la configuración de enclaves cerrados discontinuando su espacio.




Las imágenes fueron obtenidas en la Secretaría de Planeamiento. Municipalidad de Rosario. Mas información: http://www.rosario.gov.ar

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