viernes, 8 de abril de 2011

Rascasuelos

Las obras creadas a lo largo de la primera década del siglo XXI, han puesto de manifiesto que la arquitectura, más allá de una sensibilidad legítima que revela la singularidad de la época, surge como expresión de las vivencias y el bagaje cultural de sus posibles usuarios y de los mismos creadores.

En el escenario arquitectónico de comienzos del presente siglo se han desplegado una gran diversidad de soluciones que revelan una interesante contradicción: que la singularidad de la arquitectura radica, justamente, en la heterogeneidad.

La arquitectura ya no se ciñe a un estilo o canon determinado, por lo cual el espectro de posibilidades para el ejercicio arquitectónico es prácticamente ilimitado ya que los creadores eligen sin cortapisas los recursos conceptuales y las tácticas formales que darán vida a sus proyectos.

Un mismo autor puede tener diferentes líneas de trabajo por lo cual en muchos casos abordan desde los lenguajes clásicos, de la arquitectura vernácula, las teorías modernas e incluso incorporar recursos de otras disciplinas: la historia, las ciencias, las artes plásticas y visuales, el diseño, etc.

Esto ha promovido que los creadores, sobre todo los más jóvenes, hagan de su espacio de trabajo laboratorios de investigación y experimentación, dando como resultado soluciones innovadoras que, aunque indagan la parte estética de la arquitectura, no dejan de ser críticas y reflexivas ante las circunstancias sociales, políticas y culturales del mundo contemporáneo.

El trabajo del despacho BNKR Arquitectura(1), integrado por un grupo de jóvenes arquitectos, urbanistas y diseñadores de origen mexicano, es un interesante ejemplo de trabajo experimental, que más allá de la conformación de un lenguaje o sello particular lo que busca es entender las contradicciones de la condición humana y el significado del fenómeno arquitectónico.



Una de las obras de BNKR que mejor refleja esta postura es el proyecto denominado como “Rascasuelos”(2) proyectado para construirse justo por debajo de la plancha del Zócalo de la Ciudad de México.



El Rascasuelos surge como propuesta para renovar las necesidades programáticas de esta zona, en donde diariamente confluyen cientos de personas para llevar a cabo las más diversas actividades. Siendo el Zócalo de la Ciudad de México es un importante nodo cultural, comercial, laboral y de vivienda, los creadores del proyecto consideraron necesario proponer un espacio en donde todas las actividades puedieran conjuntarse, de manera organizada y sin afectar la arquitectura circundante. Después de un exhaustivo análisis histórico, demográfico y arquitectónico, los creadores resolvieron una estructura que parte de uno de los elementos fundacionales de la arquitectura contemporánea: el rascacielos.



La solución formal del proyecto, retoma la consideración superlativa de este ícono de la modernidad y de la “cultura de la congestión”(3), sin embargo lo invierte, a partir de una pirámide que surge de las entrañas de la tierra, sin alterar la presencia icónica de la plaza ni de los edificios que se encuentran alrededor.



La estructura del Rascasuelos, se desplanta a partir de diversos estratos, solución que alude la forma como desde la época prehispánica fue conformándose la Plaza de la Constitución y su arquitectura: a partir de diversas capas o estratos que se sobreponen sobre los cimientos históricos existentes.



La solución de pirámide invertida, cubierta con un piso transparente, además de que permite que todas las áreas habitables disfruten de luz y ventilación, conserva la vitalidad de la plaza, sobre la que pueden seguir llevándose a cabo las numerosas actividades que a lo largo del año acontecen en ella: manifestaciones políticas, exposiciones, conciertos, desfiles, etc.

Es importante mencionar que, además de resolver la falta de espacio en una zona de gran movimiento y de gran importancia histórica y cultural, el Rascasuelos, se convertiría en un enorme luminaria que enfatizaría la belleza de las edificaciones que conforman el corazón del país.


1. BNKR Arquitectura (Búnker arquitectura). Despacho fundado en el año 2005, en la Ciudad de México por Esteban Suárez. En los años subsecuentes se unieron a él, como socios, Santiago Gitanjallí, Sebastián Suárez y Zaida Montaña. No obstante su breve trayectoria profesional, los integrantes de BNKR han abordado diversas tipologías arquitectónicas, que van desde las obras de pequeña a gran escala, con proyectos de casa habitación, vivienda multifamiliar, urbanismo y diseño de paisaje. Uno de los rasgos más notables de esta firma de arquitectura es demostrar que la arquitectura contemporánea se asienta en un discurso de múltiples referencias, no sólo las arquitectónicas, sino también las literarias, sociológicas y políticas, generando así un entramando que propone múltiples lecturas.

2. Rascasuelos. Edificación de varios niveles que retoma la consideración superlativa de los rascacielos pero que en lugar de desplantarse por encima del nivel de la calle se invierte, generando así una edificación subterránea.

3. Cultura de la congestión. Tesis formulada por el arquitecto de origen holandés Rem Koolhaas que plantea que la metrópoli exige y merece una arquitectura especifica que sea capaz de explotar las posibilidades ofertadas por la reciente condición metropolitana. La tesis de “cultura de congestión” implica que la aprehensión del universo de la “vida moderna” está siempre hecha desde el punto de vista de la congestión sabiendo que “la cultura de la congestión es la cultura del XX° siglo” y que el ejemplo nos ha sido dado en Nueva York por los “Teóricos del rascacielos”.

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